La comida
chatarra es la que aporta calorías huecas, es decir, sólo hace engordar,
también dentro de este grupo hay las que contribuyen a generar enfermedades
(lácteos, carnes, pescados).
La comida
nutritiva es la comida cruda (vegetales, frutas, frutos secos, cereales
troceados y remojados, harina de linaza cruda) que aporta primero que todo
minerales, vitaminas y enzimas que hacen funcionar a nuestro organismo y le
hacen recuperar las fuerzas de recuperación que por naturaleza posee. Lo cual
no hace una comida cocinada.
Una
alimentación cruda bien combinada durante dos o tres años soluciona la mayoría
de enfermedades, por graves que sean.
La comida
chatarra forma parte de nuestro bagaje cultural y de nuestras
tradiciones, pero debido al proceso de elaboración y la falta de higiene,
también es causa importante de los más comunes problemas de salud de los
mexicanos. De manera particular aquellos platillos que, según el ideario
mexicano, aportan la llamada vitamina T, entre los que se encuentran los
tacos, las tortas, los tamales, las tostadas, los totopos, las tortillas, los
tlacoyos y las teleras.
La
ingesta en exceso de dichos productos, elaborados en puestos callejeros, la
gran mayoría con falta de higiene y sin algunos cuidados mínimos para la preparación
de alimentos, provoca diversas enfermedades o trastornos en la salud provocados
por la mala alimentación como son la obesidad, el cólera, el alto colesterol, y
la fiebre tifoidea, sólo por mencionar algunos.
Leticia
Martínez Viveros, nutrióloga del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS),
destacó que “los malos hábitos alimenticios están matando a los mexicanos”,
pues 7 de cada 10 connacionales mayores de 15 años padecen sobrepeso u
obesidad, y todos ellos se encuentran en riesgo de desarrollar padecimientos
circulatorios, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer.
La
nutrióloga señaló que la falta de buenos hábitos alimenticios propicia que los
organismos estén más propensos a contagiarse de distintos virus, como el de la
recién detectada influenza A/H1N1.
Por otro
lado, la especialista del IMSS publicó en la página de Internet del Instituto
Nacional de Salud Pública que México es un país con serios problemas de
obesidad y enfermedades relacionadas con ésta, tales como la diabetes, la
gastritis y el colesterol, en contraste con otros países como Canadá, Japón y
Estados Unidos. Todo ello, debido a sus malos hábitos alimenticios,
Sin
embargo, aseguró que los mexicanos están cada día más conscientes de las
consecuencias que puede tener el no alimentarse adecuadamente.
Martínez
Viveros explicó que la palabra “dieta” ha sido mal entendida por los pacientes
que inician tratamiento para aliviar algún problema alimenticio como colesterol
en la sangre, debido a que el buen hábito alimenticio no debe ser temporal,
sino permanente para garantizar una buena salud de manera permanente o durante
todo el tiempo que se quiera estar bien.
“Es
nuestra intención cambiar esta percepción y hacer énfasis en que la población
no siga una dieta temporal, sino una alimentación saludable permanente. Hay que
evitar la comida chatarra y ni siquiera comprar estos productos”.
Por otro
lado, Martinez Viveros sugirió que las compras en el autoservicio deberían
realizarse después de comer o desayunar, porque quien va con apetito tiene
antojo de comer algo, y provocará el antojo por cosas que engordan, como
galletas o refrescos, y no un kilo de verduras.
La muerte
puede entrar por el esófago
Estudios
sobre hábitos alimenticios realizados recientemente, revelan que ocho de cada
diez mexicanos no comen balanceadamente y la mayoría de lo que consumen es
alimento chatarra.
La
esofagitis se define como cualquier inflamación y/o irritación del esófago,
problema que afecta a gran número de mexicanos —principalmente por pésimos
hábitos alimenticios— al grado que impide comer y dormir en forma normal.
El
esófago es el tubo hueco por el cual se transportan alimentos sólidos y
líquidos, desde la garganta hacia el estómago, y cuya pared comprende varias
capas de tejido, incluidos membrana mucosa, así como músculo y tejido
conjuntivo. Cualquiera de estas estructuras pueden sufrir irritación y/o
inflamación y desarrollar lo que médicamente se conoce como esofagitis.
La causa
más común de esofagitis, es el reflujo gastroesofágico, el cual se da de la
siguiente manera: al comer los alimentos siguen una trayectoria del esófago al
estómago, teniendo que pasar por una apertura que actúa como puerta, llamada
hiato, el cual se cierra en cuanto la comida ha entrado, a fin de que el bolo
alimenticio no regrese; cuando el hiato no realiza adecuadamente su función, el
alimento tiende a regresar trayendo consigo al ácido clorhídrico que el
estómago segrega para realizar la digestión, el cual es tan corrosivo que
desgasta las paredes del esófago, perforándolo paulatinamente —cuando el
problema llega a este punto recibe el nombre esófago de Barrett—.
La
irritación que se provoca hace que los tejidos se inflamen (ocasionalmente se
presentan úlceras), que haya dificultad en la deglución (tragar) y sensación de
ardor y/o acidez en el esófago, además de sabor agrio o amargo en la boca que
viene de la regurgitación del contenido del estómago; no es raro que la
garganta se irrite y se manifiesten tos y voz ronca.
Cabe
destacar que el ácido estomacal igualmente irritará al esófago al haber
excesivo vómito (rasgo de quienes padecen bulimia), al consumir ciertos
medicamentos (como ácido acetilsalicílico, ibuprofeno, potasio, alendronato y
doxiciclina) y al ingerir irritantes (cítricos, picantes, alcohol y tabaco) que
dificultan la buena digestión.
Estudios
del gastroenterólogo Felipe Ambrosio Chávez define esta situación como una de
las enfermedades crónicas y progresivas que giran en torno a la alimentación
aunque se manifiestan en problemas de alimentación tienen un gran campo que
afecta a la persona por lo que es muy difícil tratar a las personas con estos
problemas, loa problemas más graves es la anorexia, bulimia y la obesidad.
Comenta
que este problema afecta en la mayoría de los casos a estudiantes (hombre y
mujeres) y que los factores más comunes son estrés, autoestima baja, y lo más
común la apariencia física. Esto es por trastornos que nos vamos haciendo y que
lo único que hacen es afectar nuestra salud, tanto física como emocional.
Algunas
recomendaciones
La
nutrióloga Leticia Martínez Viveros enfatizó que los alimentos de origen animal
no deben evitarse, sino consumirse con mesura e inteligencia.
“Podemos
tomar leche descremada, pues de ella nos interesan sólo el calcio y proteínas;
en cuanto a quesos, hay que preferir los más frescos, como panela, requesón o
cottage. Respecto a la carne, mejor la que sea pulpa y pedir que se le quite la
mayor parte de grasa posible; también se debe dar preferencia a pescado y
pollo, si bien a éste hay que quitarle la piel y partes amarillas que hay junto
a la carne, porque es colesterol”.
En
referencia al huevo, indica que sólo se aconsejan dos piezas a la semana. “La
yema o parte amarilla tiene propiedades nutritivas importantes, pero es rica en
colesterol: promedia 250 miligramos, cuando la recomendación es menor a 300
miligramos al día. Las claras pueden consumirse todos los días, de modo que una
posibilidad es preparar dos de ellas con una yema”.
Al
preparar un sándwich o torta se aconseja usar pan integral, añadirle jitomate,
germinados o lechuga, y evitar mayonesa, mantequilla o crema, así sean light;
para sazonar es preferible emplear mostaza.
Martínez
Viveros destaca la importancia de incluir leguminosas como frijol, lentejas,
chícharos, soya, alubias o habas, sobre todo cuando se combinan con cereales,
ya que así, además de vitaminas y minerales, nos proporcionan proteínas de
excelente calidad y sin grasa. “Un plato de frijol con arroz es un alimento de
alto valor, pero sin agregarle chorizo o chicharrón, porque lo echamos a
perder”.
En cuanto
a las frutas, explica que para medir las raciones es útil contar con una taza
de aproximadamente 250 mililitros; 3/4 partes de ella es una ración de uvas,
mientras que una entera corresponde a la de melón o papaya picadas. Manzana,
pera, durazno o naranja son una ración por pieza, pero en un mango encontramos
dos. Respecto al jugo de cítricos, en 150 mililitros (poco más de medio vaso)
tenemos dos porciones, pero hay que tomarlo sin colar, pues de por sí se le ha
quitado el bagazo.
“Cuando
consumimos una ración de fruta y otra de verdura en la mañana, tarde y noche,
cubrimos la recomendación mínima. A esto habría que puntualizar que debemos
preferir productos frescos, no cocidos, e incorporar los que se comen crudos”.
Sólo las personas con diabetes tienen restricción, pues deben evitar verduras
con alto contenido de hidratos de carbono: elote, papa, nabo y betabel.
Los
cereales integrales son de lo más recomendable, pero no deben estar adicionados
con grasas o miel y azúcar, como ocurre con muchos productos que hay en tiendas
naturistas, por su alto contenido calórico.
Respecto a productos light, explica que,
antes de consumirlos, lo ideal es tener buena nutrición con productos
naturales, no industrializados. “Light significa que tienen poco o bajo
contenido calórico, pero esto no quiere decir que sirvan para darse atracones
con ellos. Los edulcorantes no calóricos se aconsejan a quien no puede
renunciar a lo dulce, pero en general hay que evitarlos y conocer el sabor
natural de cada alimento”.
La
especialista opina que aún estamos a tiempo “para que las personas que no
tienen una enfermedad metabólica (que impactan la salud cardiovascular, como
diabetes, hipertensión o colesterol elevado) se alimenten sanamente y tengan
actividad física constante, con 30 minutos de caminata, rutina en bicicleta,
escaladora o mediante un video, pueden evitarse muchos dolores de cabeza. No
hay que olvidar que una embolia podría confinarnos en casa o que una diabetes
mal tratada ocasiona amputación, pérdida de vista o insuficiencia renal”.
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